domingo, 13 de junio de 2010

Pixies “Doolittle”



Hay mucho por decir del segundo álbum de estudio de Pixies, banda mítica Estadounidense. Su lanzamiento fue en el año 1989 por el sello discográfico 4AD, y llevó consigo el éxito rotundo por Europa, y un tanto menos por su país de origen, aunque lograron la placa de oro y el reconocimiento que hasta el día de hoy mantienen, a pesar de sus roces, separaciones y reapariciones feroces, etc.
Doolittle es puro rock alternativo, con guitarras que se perciben muy al estilo surf beach, un bajo destacado en cada canción, marcando el compás como debe ser y baterías fuertes y desgarradoras en los momentos más metaleros, y una compañía tierna en los momentos melódicos del disco.
Un repaso general por las letras, concluyen de que tratan de la biblia, las torturas y las muertes, y referencias surrealistas.
El disco comienza con un tema con demasiada energía y éxito: Debaser. Letra basada en una película surrealista del director español Luis Buñel, “Un perro andaluz”. Etimológicamente, Debaser es un sujeto de malas influencias que disminuye el nivel de dignidad de las personas que están a su alrededor. Además, según palabras el propio Kurt Cobain, el poder explosivo que tiene esta canción, fue mucha influencia para su famoso tema Smile ten like spirit.
Otros dos éxitos de la placa son Here comes your man y Monkey gone Heaven. Uno incita a la tranquilidad con el comienzo de unas guitarras muy playeras, y quizás muy pertinente en un paseo por bicicleta alentando a la felicidad en cualquier tipo de noticia buena.
Monkey gone heaven incorpora a sus bases dos violines y dos violonchelos y está inspirado en la catástrofe ambiental que azotaba a la época, con un alto contenido de progresismo ecológico, alertando al cuidado del océano, ensuciado furiosamente por el hombre y sus empresas tóxicas que desechan toda su mugre en el mar.
En resumen, es un disco musical y protestante que por un lado contiene muchas melodías, punk rock, momentos de furia, de amor y tranquilidad y por el otro letras con un alto contenido surrealista, historias bíblicas (Frank Black es muy religioso) y temas un poco más normales y de amor.

Marina Miguel

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