sábado, 27 de julio de 2013

Un relato

El solitario encerrado 

El encierro y la soledad resultan ser un tanto oscuros. Más para una persona activa que no para de activar, pensar, crear, pero nada le resulta. Y cae en el encierro y la soledad. Vuelven a su mente pensamientos de desconfianza absoluta, desoladores pensamientos que no hacen más que entorpecer su camino. 

Y pasan días, horas, minutos, segundos. El principio y el final de una canción. Una, dos, tres canciones. Nadie como la música para acompañar los momentos de soledad. A su lado hay personas, pero pareciera que no están. En su mundo hay una sociedad, pero parece no ayudar. 

No es la sociedad. 

Es él con su encierro y su soledad. 

Él con sus golpes que lo afectan tanto. Que lo detienen a pensar una y otra vez los “por qué a mi sí”, “por qué a mi no”. En su mente no todo es negro. 

Hay sueños. 

Muchos sueños. 

Hay amor.

Mucho amor. 

Su actualidad le duele, porque considera que podría ser mejor. Que luchó para que sea mejor, pero no pudo serlo. Es el destino. No existe el destino. Son las casualidades. No existen. Son las causas. Es la atracción. “Yo no busqué esto”. “Yo no lo pensé”. Hay tiempo. Falta un largo camino por recorrer. Huele a revancha. 

Las energías que puso -dice- fueron en vano. Para este presente de su vida, esa manera de actuar no le sirve. Pero esa manera de ver su actualidad no le sirve. Hay que aguantar. Hay que seguir. 

- ¿Cuánto más hay que dar? -Se pregunta. Todo. Siempre hay que darlo todo. Tranquilidad. Asusta un poco. La ansiedad suele ganar. El impulso es inevitable. Todo tiene un proceso. Aunque el presente no ayude. Aunque el presente duela. Encontrarse con uno mismo es inexplicable. - ¿Me encontré? -Se pregunta. No lo se... -Esa respuesta es un tanto compleja -le dicen.

El momento que vive es fácil de comprender. Aunque él no quiera creerlo. Muy fácil. Su disconformidad es incompatible con sus ganas de hacer “de todo” y no saber dar el paso correcto. El primer paso para arrancar. 

Su manera de pensar es exigente. “Si me gusta sí”. Todo lo que le hace bien lo hace. Se choca con cosas comunes de la sociedad y las odia. Ese odio le hace mal. No lo sabe. Quizás no es odio. Quizás es mucha pretensión a la que no todos están acostumbrados. Es complicado entenderlo, pero a la vez muy básico. Muy moral. Ver errores en su entorno lo hacen errar a él. No le importa eso. Para él está mal. 

-Yo no voy de la mano de la obsecuencia ni de la falsedad, aunque me cueste más, no voy a ir por ahí, y si lo hago, me mato. Dice. Es extremista.

-Yo no voy a perder la dignidad, aunque me cueste estar solo toda la vida. No. Y si lo hago, me mato. Sigue siendo extremista. 

En su momento de encierro y soledad, aunque haya oscuridad y tristeza, su alma tiene luz. Y él lo sabe.