martes, 4 de febrero de 2014

Puedo vivir sin policía, otros no



Sobre como quedó en evidencia la falta de valores sociales, las crisis del capitalismo y el consumismo feroz en las noches del 3 y 4 de diciembre en Córdoba Capital. 

Por Marina Miguel para El Avión Negro 

Solía decirce, no hace mucho tiempo, cosas como que "Córdoba es una ciudad muy tranquila y muy rica", "en Córdoba está lleno de policías, me siento seguro", pero también lo contrario "esta ciudad está llena de canas", "por qué mi gorra y no la tuya", y como siempre, unos piensan de una manera y otros de otra. Pero jamás imagine un escenario de tanto horror, tanto odio y tanta violencia. Jamás sentí tanto miedo en lo personal, ni viendo "El Exorcista". Y la primer definición es la crisis; Crisis principalmente de la nefasta Institución Policial de la provincia de Córdoba, que no sólo está manchada por el dinero del narcotráfico, también está sobrepasada de personal que no está a la altura de las circunstancias para cumplir con la responsabilidad que significa el rol que cumplen (y que hoy quedó en evidencia que se necesita, lamentablemente), se les paga mal, les es muy fácil corromperse, y ni hablar del maltrato que reciben las clases más desprotegidas cuando de verdad "se ponen la gorra" y aplican el inédito Código de Faltas, generando más odio y sed de venganza; crisis en el Gobierno Provincial, con un Gobernador de viaje por Panamá, totalmente adelantado en el uso de las redes sociales, pero incapaz de ocuparse de los verdaderos problemas de los cordobeses, un Jefe de Gabinete inútil e implicado también en casos de narcotráfico como denunció el periodista Tomás Méndez, y una Ministra de Seguridad que se contradecía a si misma y a sus Jefes. Un Estado ausente, una anarquía total, y ahí tienen los que pregonan el simbolito de la "A" y escuchan punk el resultado de lo que sería una sociedad de este tipo sin un Estado presente: el canibalismo. Crisis del capitalismo, que generó la peor miseria humana, una desigualdad nefasta por donde se la mire, en donde unos ostentan lo que pueden comprar con su dinero, dandole valor a cosas materiales que no las tienen, y olvidándose de los sentimientos más básicos del ser humano, incluso sin caer en la religiosidad, sin Dios alguno que se los lleve al cielo, y por el otro, a las víctimas de esa exclusión que también sienten que tienen que tener eso para pertenecer, y que por ser vilmente rechazados del sistema, creen que teniendo el mejor televisor se sienten mejor. Y la más dolorosa de todas las crisis, la de la sociedad. Y ya es conocida la historia de lo que pasa en una sociedad que se rompe. Los que tienen un bien por defender, se pusieron la pechera de defensores "anti negros chorros", discriminando con un prejuicio sucio y lleno de hipocresía que deja a las claras que también en cierto punto son los culpables de que la sociedad esté a donde esté. Y los que quieren un bien para defender, salieron a la calle para llevarse todo lo que más podían como si fuera un premio al mejor saqueador de la historia, sin importar que al que se le estaba destruyendo todo era a un vecino que solía dar fiado y después del tornado de violencia, nadie se va a hacer cargo para que ese vecino que vive de su comercio pueda levantarlo otra vez, sacando confianza y ganas de vaya a saber uno dónde. Porque todos sabemos que no es lo mismo que se le robe a una gran cadena de supermercados -de todas maneras ellos nos saquean todos los días a los argentinos cuando forman los precios- que a un pequeño comerciante de barrio que cayó en la volteada. Y todos sabemos que el primero tiene un respaldo gigante, el segundo ninguno. Y siempre los que son señalados son las clases más bajas porque son muy pocos los que se atreven a hacer un análisis sobre las verdaderas causas del tema, y los Medios de Comunicación se encargan de fomentar la manipulación de la información a la que nos tienen acostumbrados. Pero no. Nada fue casual, nada fue espontáneo, y no fueron los "saqueos del hambre", pero tampoco el pobre tiene que salir a saquear fideos y arroz porque es pobre y lo va a seguir siendo: el pobre sigue siendo marginado producto de la política neoliberal que se aplica en esta provincia desde siempre, en donde se piensa que la ciudad es para los ricos que brillan, y en el fondo los pobres que opacan.

Hablar de valores no es conservador
Es humano. Pero la causa y la consecuencia de la lucha de clases, ya está escrita en miles de libros, en muchos idiomas. A ese capitalismo cruel inventado por el propio hombre, se le suma la falta de valores básicos como el amor. Podemos decir que acá hubo organización de hechos delictivos, pero también se le sumó una ola de oportunismo impensada. Podemos decir que el narcotráfico está metido en el país, y que la policía es lamentablemente cómplice. Podemos decir que el Gobierno Provincial y los líderes políticos no estuvieron y no están a la altura de las circunstancias, ni siquiera dando el ejemplo. Podemos decir de todo. Pero pienso con un convencimiento firme que la raíz de esto es el materialismo, por consiguiente el capitalismo y el consumismo. Todo ese sistema generó la peor miseria humana de la historia. Y se aplica en cualquier caso en donde haya una disputa de control del poder en todos sus niveles.
En la década de los ochenta, el filósofo y psicoanalista Erich Fromm publicó el libro La Condición Humana Actual. Tres décadas después, las consecuencias de lo que él advirtió en su tésis se cumplen como si hubiera tenido una bola de cristal para ver el futuro. Él dice que "destruido el hombre medieval, el hombre del occidente pareció encaminado hacia el logro final de sus más anhelados sueños y visiones. [...] Creó sistemas políticos que parecieron asegurar el desarrollo libre y provechoso del individuo; redujo el tiempo de trabajo hasta un punto tal que el hombre occidental tiene libertad para gozar de horas de ocio en una medida que sus antepasados difícilmente habrían podido imaginar. ¿Y a qué hemos llegado hoy? El peligro de una guerra que lo puede destruir todo, pende sobre la humanidad: un peligro que no es superado en modo alguno por los vacilantes intentos que hacen los gobiernos para evitarlo. [...] En el presente siglo, el carácter del hombre se orienta más hacia una pasividad considerable y una identificación con los valores del mercado. [...] Es el consumidor eterno; "se traga" bebidas, alimentos, cigarrillos, conferencias, cuadros, libros, películas; consume todo, engulle todo. El mundo no es más que un enorme objeto para su apetito. [...] El hombre se ha convertido en lactante, eternamente expectante y eternamente frustrado. [...] En cuanto no es cliente, el hombre moderno es comerciante. [...] El hombre se ha transformado a sí mismo en un bien de consumo, y siente su vida como un capital que debe ser invertido provechosamente; si lo logra, habrá "triunfado" y su vida tendrá sentido; de lo contrario será un "fracasado". Sus "valor" reside en el precio que puede obtener por sus servicios, no en cualidades de amor y razón ni en su capacidad artística". Ante esto tenemos también a los que no pueden consumir, los "fracasados", y esos son los que esa noche del 3 y 4 de diciembre salieron desenfrenadamente al ataque, en su gran mayoría, porque no van a decir que hay tanta delincuencia. Lo que hay es exclusión, falta de oportunidades, ambiciones desmedidas, nefastas discriminaciones, y si hay que buscar un culpable con nombre y apellido, como miembro de la sociedad, soy la primera que empieza a firmar anhelando un cambio, porque no puedo entender a una sociedad sin valores, que necesite de la policía para mantenerse en equilibrio y vivir en convivencia, o un mero televisor para que su autoestima este alta a la hora de sentir un triunfo para el juicio de los demás, y también es real que en esa tormenta de violencia se estigmatizó cruelmente a los pobres, pero cuando nos referimos a los oportunistas, hablamos de esos que con autos de alta gama salieron a ventajear.
Por otro lado, a juicio de esta cronista, una de las mejores conclusiones post saqueos fue el comunicado del Colegio de Psicólogos de Córdoba, quienes llamaron a la sociedad en su conjunto a reflexionar sobre "las respuestas de los distintos sectores", luego de los hechos que se desataron por un reclamo salarial. En el mismo dice que proponen "problematizar, reflexionar y profundizar la sobrevaloración de la posesión material por sobre el respeto y la solidaridad frente al otro, los otros, las instituciones, el prójimo; valores que como sociedad nos ha costado mucho reconstruir luego de una dictadura cívico-militar sangrienta y con una década de políticas de corte neo-liberal, como fueron los noventa, donde la tenencia o la apariencia de la tenencia era un valor supremo", y continúa resaltando que "las reacciones espontáneas y organizadas por intentar tener y otros de conservar, ambas a cualquier costo, han puesto en evidencia la ruptura de todo lazo social y la presencia de las más despiadadas pasiones. Estos actos han deteriorado también contratos político-sociales en algunos casos muy afianzados y en otros más endebles". Y además, sostiene que "es tan dañino robar, saquear, destruir como querer matar o devastar al otro. De un lado “hacerse el chorro” y del otro “habría que matar a los negros “, ambos discursos rompen toda sociedad plural y democrática". El oportuno comunicado, que también fue bastardeado por la cómoda ignorancia de siempre que uno encuentra en las redes sociales, se puede encontrar en Internet.
Más allá de los análisis políticos, del encontrar culpables instantáneos, de echarnos fardos los unos a los otros, se debería tomar conciencia de hacia dónde vamos los seres humanos si continuamos sosteniendo este sistema tan injusto y desigual, porque al día de hoy, el daño está hecho, la paranoía instalada por un largo tiempo, y la oportunidad para cambiar, está demostrado en numerosas oportunidades, son las crisis más nefastas, porque el rigor es una enfermedad muy fácil de diagnosticar, y muy difícil de modificar.

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