lunes, 9 de abril de 2018

Uno chiquito



Estaba acostado en un almohadón, y cuando me vio entrar se le pararon sus orejitas que estaban envueltas en cinta de papel. Medía 10 centímetros. Era una cosa muy chiquita, y yo, que nunca había visto algo así, me empecé a encariñar.

Quise llevarlo a mi casa, pero tenía que convencer a mi mamá y a mi hermana. Hice mucho. No querían tener una especie de esa raza en casa, tan chiquita y gruñona. Sin embargo, en cuestión de una semana, el bichito estaba en mi cartera rumbo a su nuevo hogar: nuestro hogar.

No tardó en crecer, aprender su nombre, Igor, y a pedirnos comida. Yo no tardé en pensar que traerlo y hacerme cargo de él era una de las mejores decisiones que tomé en mi vida.

Nunca había tenido un perro. En realidad sí, pero fueron experiencias traumáticas y poco durables. En cambio Igor se quedó conmigo. Me acompaña cuando duermo, me acompaña cuando como, me acompaña cuando escribo, cuando leo, me acompaña cuando salgo a caminar. Y si pudiera también andaría conmigo en tren.

Igor es un perro especial. Sabe dar besos, sabe acariciar, sabe saludar con alegría, sabe sentir el amor.

Solo hay una cosa en la que no nos ponemos de acuerdo: el volumen de la música.


El gusto


El primer disco que toqué, o el que recuerdo, fue uno de Santana. Era de mi papá. Un loco total de la música que coleccionaba vinilos desde joven. No lo tiene más. Nunca pudo recuperar ninguno de los más de cien vinilos que guardaba en un cajón azul.
No dude un segundo en empezar a coleccionar como él, pero por ser de otra época, me tocó coleccionar cassettes y compact discs. Todos son de rock. Inundan varias estanterías de mi biblioteca como si fueran libros.
Van de la A a la Z.
Cada mudanza significa guardar uno por uno en su respectivo orden. Vuelven a estar apoyados en la biblioteca blanca, ocupando dos o tres estanterías. Son muchos. Podrían ser más.
Algunos también nunca pude recuperarlos.
Los cassettes son un punto y aparte. La mayoría tienen frases en liquid paper que dicen “VARIOS” o simplemente “HEAVY METAL”. Ya casi no los escucho. Pero cada uno significa algo para mí. Lo mejor era meter una birome bic entre los agujeritos que sostienen la cinta y rebobinarlos, una y otra vez.
Me dolió cuando desaparecieron varios títulos de mi colección. El lado oscuro de la luna, por ejemplo. Me había acompañado a todos las ciudades en donde viví. Del sur al norte. Hasta que no lo vi más.
La esencia de mi vida tiene que ver con eso de llevar la música a todas partes.

Autobiografía - Relato 

Marina Miguel